Wednesday, August 16, 2006

Italia, Hungria, Serbia y Alemania...

Italia

Parma (2 al 4 de Junio)

El motivo de pasada por la tierra del tortelini era visitar a Nicola, amigo mío con quien compartí durante seis meses el departamento en California durante mi intercambio en el 2001.
Me tome el tren desde Niza a Milán alrededor de las 9 de la mañana, el recorrido es simplemente impresionante. El tren bordea toda la costa franco-italica donde se aprecia un verdadero diaporama de postales. Pequeños pueblos construidos entre el acantilado y la playa, antiguamente habitados por pescadores y hoy trasformados en pequeños centros turísticos. Es un paseo que lo recomiendo 100%.

Finalmente arribe a Parma a las cinco la tarde. Nicola, quien venía a la ciudad a visitar a sus amigos y familia (trabaja en Trento), llegó a buscarme a las seis y algo. Fue un emotivo encuentro, después de tantos años, volver a ver a un a un buen amigo no es menor. Rápidamente nos subimos a su vehiculo, un taquilla mini cooper, y partimos hacia el depto y de ahí al carrete. La primera parada fue en un bar donde nos esperaba Federico, amigo del colegio de Nicola, ahí nos tomamos una cerveza y zampamos algunos aperitivos. Finalizada la cerveza, los tres partimos a un restorán de comida típica italiana, al puro estilo de la nona. El local, de corte campestre, se ubicaba en las afueras de Parma y obviamente teníamos mesa reservada. Nos “servimos” una variedad de manjares itálicos: jamones, quesos y pastas de primera. Hay que destacar que la comida de Parma es reconocida tanto dentro como afuera de Italia, y la verdad es que se nota. Siempre bien acompañado de un vinito y otros bebestibles, y nos reímos de las mismas huevadas que en nuestro departamento en Santa Bárbara. Pareciera que no hubieran pasado cinco años.

Seguimos la noche en una fiesta en una casa Okupa. En otras palabras, se trataba de fiesta media punk en una casa abandonada que algunos conocidos de Nicola y Federico la utilizan para fiestas, tocatas y esas cosas. Ahí conocí bastante gente y todos eran muy amables conmigo, de hecho era yo el único foráneo en el evento. Pero la noche no termina aquí, no no noooohhh!!!!!! Ya con mis ultimas energías, fuimos a la disco mas cool de Parma. Esta estaba construida al aire libre y tenía muchos jardines, obviamente había una zona indoor con pista de baile y todo, pero invitaba a estar afuera. Ahí estuvimos echando la talla con distintos amigos y amigas de mis dos socios. Debo mencionar las que las amigas de ellos andaban muy bien, a medida que nos alejamos de UK la cosa va mejorando. Después de la disco estaba tan cansado que me dormido en el auto.

Al día siguiente salí tipo doce a una excursión a Bologna por el día y es una ciudad universitaria queda a solo 40 minutos en tren de Parma. Bologna vale 100% la pena, tiene una arquitectura notable, edificios de varios siglos de distintas tonalidades que le dan una armonía increíble. Aun más, las veredas están cobijadas bajo el alero de cada edificio formando una telaraña de corredores. Además se respira una onda universitaria y un ambiente muy movido. Como dato rosa, la universidad de Bologna es una de las más (sino la más) antigua de Europa. Tipo 6 me volví a Parma, donde me junte con Nicola para ir a una parrilla. Este asado era entre puros amigos del colegio de Nicola y yo, en una casa de campo típica italiana a las afueras de Parma. En esta parcelita, el dueño de casa y su nono (abuelo) hacen vino de mesa a la manera antigua y según lo que explicaba es relativamente simple y es un conocimiento que se traspasa de generación en generación. En fin, estuvo muy entretenido y entre italiano, español e ingles logramos entendernos de lo más bien. Me llama la atención que culturalmente somos bien parecidos a los italianos, son bien apegados a la familia, tradiciones y amigos…, algo que en otras culturas no se ve tan evidentemente.

El domingo después de tomar un buen capuchino, salimos hacia la casa de la polola de Nicola en….(no me acuerdo el nombre de la ciudad). Desde ahí yo me tomaría el tren hacia Venecia. Nos recibió muy afectuosamente la familia de ella (tampoco me logro acordar de su nombre), comimos unos quesos y tomamos una cervecitas conversando en la terraza con una vista espectacular sobre las parras y la ciudad. Cabe mencionar que también hacen vino para el consumo familiar y hasta me regalaron una botella. Me llamo la atención lo cariñosa que fue la mama de la (no me acuerdo del nombre) ya que encontraba fantástico esto del viaje e incluso me dio 20 euros para el tren. Me fui de lo más regalado. La pareja de tórtolos me dejo en la estación de trenes prometiendo que en futuro se van de viaje a Sudamérica, destino que aumenta su popularidad radicalmente entre europeos. Ahora a Venecia los pasajes.

No puedo dejar de mencionar y agradecer la hospitalidad de mi anfitrión, simplemente se pasó.

Venecia (4 al 6 de Junio)

Ohhh soleee mioooooooo!!, ……¡mula!. Esa es la verdad, Venecia, a parte de su majestuosa construcción, emplazamiento e iglesias, no tiene nada de autentico. Simplemente una decepción. Recomiendo descubrirla a través del Discovery Channel que personalmente. Supongan la mayor cantidad de turistas que se puedan imaginar, ahora multipliquen por un millón, ese es el ambiente…ordas de turistas. Puro turismo envasado, nada es real. De hecho, desde el que atiende el kiosco hasta el gondolero no residen en Venecia, sino en la ciudad que queda en la costa. En Venecia casi ya no vive nadie, solo turistas, y para colmo es CARISIMO.
Me quede tres días y pasee todo lo que pude. En esta ciudad turistear caminando no es nada de fácil. Con mapa en mano es facilísimo partir en un sentido, caminar media hora con un convencimiento pleno de llevar el rumbo correcto y de repente volver al punto de partida. A la tercera vez que pasa lo mismo, el mapa se va al bolsillo y se ve lo que aparezca. Venecia es un laberinto sin sentido segregado por canales y conectado por más de 400 puentes. Arquitectónicamente y visualmente, es una maravilla, pero para efectos prácticos es un desastre.

Me llamo la atención lo recargada que es la arquitectura de esta ciudad. Probablemente se refiere a que en su peak, esta fue una ciudad de mucho billete (new rich), donde comerciantes de todos lados se daban cita y establecían sus casa y/u oficinas. Así que la consigna era “que no se note pobreza”, lo que se transforma en un estilo rococó exuberante en formas, figuras, adornos y colores. La sencillez no tenía cabida en esta urbanización.

En la plaza San Marco me hice un pequeño picnic consistente en quesos, jamones serranos y una cerveza. Ahí sentado en la orilla pude disfrutar de los especulares cuartetos de música clásica, que tocan en los distintos cafés ubicados en los costados de la plaza, para aquellos pudientes turistas que pueden costear un café de nueve euros,….¡¡una ganga!!

En realidad no se si Venecia sea un buen destino para un mochilero, ya que todo se hace inalcanzable con los precios. Quizás seria distinta la historia si vuelvo en treinta años con un presupuesto holgado y una guía turística incluida, pero para quien quiera ir en plan mochila,… mejor visitar otro destino. Así que arranque a toda maquina y con resfrió de proporciones, a mi nuevo destino,…Budapest.




Budapest (6 al 10 de junio)

El tren que salía de Venecia a Budapest era húngaro. Se acabaron las sonrisas, los baños impecables y los trenes modernos. Entré a la era soviética con sus “sofisticadas” instalaciones y “amables” tratos. Finalmente después de pagar un “extra” que me exigió el encargado del vagón, me pude dedicar a conversar con un australiano con el que compartía la cabina. Este loco era un abogado de unos 34 años muy piola, que había venido por dos meses a Europa a trabajar como voluntario a una granja orgánica y aprehender de esta emergente cultura,…además de viajar un poco también. Entre otros temas, hablamos sobre la India, lugar que a mi me interesa conocer. Más aun, él me insto a tomar un curso de meditación gratis que dan por allá y que según él es inolvidable. Veremos como se dan las cosas.

En Budapest me quede en una hostal muy céntrica y chica, sólo 20 camas. Esta estaba administrada por un puertorriqueño muy buena onda y bueno pa’la conversa, así que nos hicimos amigos rápidamente y me mantuvo entretenido con mil temas.

Era segunda vez que visitaba esta ciudad, había estado acá hace casi 7 años en mi primer viaje fuera de Chile. Tenía buenos recuerdos y me acordaba muy bien de su pomposa urbanización y arquitectura, lo cual sigue igual y mejor. A su imperial arquitectura se le ha inyectado un montón de locales en estilo minimalista, generando un una mezcla de estilos notable. Caminar por la ciudad es sencillamente un agrado a la vista y como telón de fondo….el Danubio y el castillo del rey Matías. Esta ciudad esta dividida en dos partes, Buda y Pest, cada una a cada lado del río. Obviamente no me acuerdo cual es cual, pero les puedo contar que una es el centro comercial y político de la ciudad y la otra es un sector mas residencial y de más $$$.

Aparte de pasear, aproveché de hacer dos paseos muy buenos. El primero consistió en un tour alternativo al parque de las esculturas soviéticas en las afueras de la ciudad, seguido una visita a una viña húngara con su respectiva cata de vinos. Para empezar nuestro guía era un socio muy buena onda que se aburrió de trabajar en la oficina y decidió, después de viajar un resto, organizar y guiar tours para mochileros por la ciudad y alrededores (extraño síntoma, otro más que se aburre en la oficina). Ya en el parque, nuestro guía nos explicó la historia húngara y el motivo de cada una de esas esculturas “pro – proletariado”. Este parque consta de unos veinte trabajos “artísticos” que con la caída del comunismo fueron apedreados, garabateados y desalojados de la cuidad. Años mas tarde un astuto hombre recolectó todas estas esculturas y las trasladó hasta el actual parque donde erigió este museo y se hizo un negocio nada despreciable. Desde el citado parque, nos dirigimos hasta la viña en la veloz combi de nuestro guía. Ahí conocimos todo el proceso de producción de esta viña de corte artesanal, que además tiene toda su cava localizada en una gruta natural entregando naturalmente las mejores condiciones para la guarda del imperioso brebaje. La verdad es que la tomatera duro 3 horas, probamos vinos de todas layas y tratamos de engañar el estomago con unas insurrectas galletitas, como resultado,….salimos pasadísimos.

Otro gusto que me di fue ir a los baños turcos, costumbre muy arraigada en esta cultura, de hecho los baños mas antiguos datan de varios cientos de años (remodelados lógicamente) y están constantemente llenos. Lo jocoso es que el día en el cual yo asistí era solo para hombres, lo que se traduce en utilizar el taparrabos más indigno que he vestido en mi vida. Igual no más, gocé de la siguiente rutina 4 veces: baño de vapor à piscina temperada (cinco temperaturas distintas) à piscina helada à sauna. Finalmente quedé sumamente relajado.

En lo que vida nocturna se refiere, hice un descubrimiento notable: West Balcans. Se trata de bar-disco de corte alternativo, pero que mezcla gente de todos tipos en dos ambientes gigantescos. El primero es una antigua casa, donde no hay un solo símbolo en el exterior que identifique el bar, en la cual en cada una de las diferentes piezas se pueden encontrar mesas, barras, taca tacas, puestos de comida, etc., al final un gran jardín con muchísimas mesas y un gran barra a lo largo. Es el lugar perfecto para ir a calentar motores. El segundo ambiente queda a unos 100 metro caminando desde la casa. Ahí en un espacio muy grande y abierto, hay un LARGUISIMA barra y al final de ella una pista de baile donde el animo es considerable. Además, que los precios son módicos, la entrada es gratis y la atmósfera muy buena onda. 100% recomendable.

Belgrado (10 al 12 de Junio)

Es una de esas ciudades donde no hay mucho que ver, ni tampoco mucho que hacer. La verdad es que fue un poco decepcionante. Ahí se respira el olor a una reciente cruda guerra. Recién se ven unos poquísimos turistas y la natural fiebre consumista post guerra. Mucho vidrio polarizado, taco alto y pelo teñido. Pareciera una sociedad aislada del resto de Europa. La gente es amable y hablan muy bien ingles, así que no era problema no entender lo escrito en las calles (utilizan el alfabeto eslavo). En todo caso conocí a un par de australianos con los que estuve echando la talla la mayoría del tiempo que estuve ahí, y aprovechamos de comer y tomar barato. Conocimos unos pocos locales, entre ellos los recepcionistas de la hostal fue con los conversamos más y quienes nos mencionaron los distintos lugares a visitar, pero después de las otras ciudades donde ya había estado, esta no tenia como llamar mi atención. En fin, no fue gran cosa así que tome mis pilchas al tercer día y me di una maratón de 24 horas en tren hasta Colonia en Alemania. Ahí pase a visitar a mi tía Ruth que hacia diez años que no la veía.

Colonia (13 al 16 de junio)

A medida que iba cambiando de tren el estándar de estos subía más y más, hasta que tomé la última conexión München – Colonia en el ICE,…un lujo. El máximo tiempo de espera entre cada cambio de tren fue de media hora y sin atrasos de ningún tipo,…increíble!

La casa de mi tía fue como un oasis, aproveché de descansar y ponerme al tanto de su vida. Nos tocaron días semi nublados, pero bastante calurosos. Hicimos algunos paseos por el Rihn, tanto por la ribera como en bote y también recorrimos el centro de la ciudad, muy relajado y sin apuro. Conversamos mucho, diez años da para hablar mas de una semana, así que entre comida y comida siempre había un paseo por hacer y hablar. También tuve la oportunidad de ver y admirar muchos de sus cuadros (pintura no figurativa), que de paso debo admitir que me gustaron mucho. Mi tía, a los casi ochenta años tiene una vitalidad sorprendente, incluso muy superior a gente de mi edad. Otro ejemplo de que la edad da lo mismo, lo que importa es la determinación.

Aquí pase dos agradables días y el viernes seguí hacia el norte, específicamente Hamburgo. Ahí empezaría un viaje por Escandinava y las republicas Bálticas, una zona que hace mucho tiempo quería recorrer.

Hamburgo (16 al 21 de junio)

La impresión que me lleve de Hamburgo es la de una ciudad elegante y liberal. Tiene una mezcla de arquitectura moderna y clásica, todo conectado con parques, puentes, lagunas y canales muy pulcros. Si a lo anterior le agregamos la eficiencia de los servicios alemanes, se transforma en una urbe muy deseable de vivir si no fuese por los precios. Como dije anteriormente, Hamburgo es una ciudad elegante, y por ende, muy cara, esto se refleja en los autos, ropa y tiendas,… mucho estilo.

La razón de la parada en esta ciudad era visitar a chale, quien habita un chalet notable y muy bien ubicado. Obviamente era viernes en la tarde así, que después de pasarlo a buscar a la oficina nos aplicamos unas chelas y su conversa. De ahí, ya de noche, mi anfitrión me llevo a un bar muy estiloso. Todo era mobiliario antiguo de segunda mano dispuestos como mini living con solo sofás y mesas de centro, al fondo una barra para pedir los cócteles, muy simple y con buenísima atmósfera. Este bar es perfeto para tomarse unos copetes antes de ir a meterse a alguna disco.

El sábado en la tarde partiríamos en viaje relámpago a Berlín que no vale la pena recordar. Entre las horas perdidas en el metro y la plata gastada,… fue simplemente una mala decisión. Lo bueno fue la mañana del sábado, donde junto con mi anfitrión fuimos a jugar un partido de squash a un club de lo mas pituco (debe ser mejor que el Baltus y el Go juntos). En el partido, di mi mejor esfuerzo y aun así me dieron una boleta. Una vez terminado el match nos dirijamos a la zona de saunas y spas, lo cuales son mixtos. Sí, la escena era bien surreal, hombres mujeres y niños,…todos practicando el naturismo. Hay que destacar que las valkirias estaban muy agraciadas. Toda una experiencia.

El resto de los días los dedique a pasear por la ciudad, contagiarme de la fiebre mundialera y constatar la efervecensia que genera en los alemanes el fútbol.

Lo que si me llamo la atención en Alemania es la cantidad de cerveza que toman, ya que no solo es en los bares, si no hasta en el metro. De hecho, es sumamente común ver que en el metro cada uno anda con su “mamadera” de cerveza,…y a toda hora.

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